14 sept 2010

Mirar al Toro

Barajas ha sacrificado diez toros y seis novillos este año en ofrenda a su patrona, la Virgen de la Vega. Las calles se han vestido de sol, de sudor, de fuerza, de la masa que ama y teme... de sangre. El campo ha sido prolijo, por lo que llegaba el momento de la muerte del semental. Y en trágico Via Crucis, estos animales que nacieron su día en mi tierra, en los pastos campomontieleños de Villamanrique, han encontrado aquí su Jerusalén. Y su muerte ha sido la redención de nuestra culpa por haberle robado a la naturaleza todos sus frutos.

Los sentimientos de la fiesta y de la tragedia están en la mirada de los barajeños.

10 sept 2010

Coronación de la Virgen de la Vega. Preparando la Fiesta

El domingo 22 de agosto me ubicaba en tierras alcarreñas para vivir un dia grande en la Historia de un pueblo. Esa sensación es la que se percibía a primeras horas de la mañana, con el intranquilo ruido de helicópteros y de dispositivos de seguridad; con la ida y venida de camiones con flores, vírgenes y santos; con el engalanamiento de calles con mantillas, banderas y guirnaldas. Ese día Barajas de Melo aspiraba a convertirse en la capital de la Alcarria, o, tal vez, de Cuenca y más.

No era para menos, aquel 22 de agosto de 2010 se coronaba la patrona de Barajas de Melo, la reina del Calvache: la Virgen de la Vega. Cierto excepticismo se notaba en la actitud de los forasteros: ¿Será capaz un pueblo que supera con poco los mil habitantes organizar un evento así? A la localidad llegaron delegaciones de 47 pueblos de los alrededores, con estandartes, imágenes, bandas de música, grupos folclóricos, danzantes, etc.

Mi sorpresa (para ellos no), es que sí son capaces. Todo estaba bien atado, bien medido y muy pensado. Iglesia y Ayuntamiento, mano a mano, habían conseguido la colaboración desinteresada de hasta 300 barajeños. Y es que a los alcarreños no les importa compartir el poder de gestión y de organización de eventos, porque el objetivo que tienen es preparar un gran acontecimiento y no la ambición por ostentar el poder organizativo y figurativo.

Coronación de la Virgen de la Vega. La procesión

A las cinco de la tarde, y con todo el calor del mundo, dio inicio la macro-procesión. Mas de treinta imágenes y otra multitud de estandartes desfilaron por la arteria principal del pueblo. Unas imágenes salían de la parroquia. Otras, por falta de espacio, salieron del pabellón polideportivo y de una carpa habilitados para la ocasión.

La procesión, además de un desfile de patronas y santos alcarreños, fue una completa degustación de las tradiciones y el folclore de la comarca. No faltaron los diablos de Almonacid del Marquesado y de Huete, los danzantes de Belinchón y de Saelices, el "vítor" de Horcajo de Santiago... Cerrando la procesión desfilaron el padrino, el Cristo de la Luz de Leganiel; la madrina, la patrona de Tarancón, la virgen de Riánsares; y, como no, la protagonista del acto.

Coronación de la Virgen de la Vega. Misa de coronación

Todas las imágenes y toda la gente se dirigió a la zona donde antaño la virgen tenía su ermita. Allí se había dispuesto un gran escenario. Una alfombra de terciopelo rojo llegaba hasta él. Sobre esa alfombra pasó la imagen en una lluvia de pétalos de rosa. Y sobre ese escenario, ante cinco mil testigos, la imagen fue coronada. Todo fue gratitud. El poder temporal aprovechó la ocasión para hacerla alcaldesa perpetua de la villa. Los danzantes no se cansaron de homenajearla.

Y, como un relámpago luminoso, aquella tarde de domingo pasó, y los barajeños ya lo cuentan como si hubiera sido un sueño. No fue un sueño: fue un capítulo de la Historia; uno de esos capítulos que contienen la materia prima con la que se escriben las leyendas.