5 abr 2011

Calatrava-La Nueva

Allá donde La Mancha más se acerca al Cielo, allá donde una estrella puede brillar, está Calatrava. Allí la cuarcita se hizo crisálida y en una electrizante mutación se convirtió en una grandiosa araña. Una araña tan grande como su tela y tan austera como para que el gran Felipe II quisiera visitarla y dormir en ella. Y es que, de vivir en soledad, fue tan poderosa que todo el seco Guadiana fue envuelto por su red. Hoy no es más que un esqueleto fósil. Tan solo le queda, en la resonancia de su iglesia, revotando, el leve suspiro de un freire en maitines.